Usted pizpireta y atrevida
inquieta mi vulnerable calma
con su mirada fija,
sentada en la acera húmeda
incitante, retadora e insinuante
apoya su mano en ella,
obnubilarme puede
y lo que pase en ese instante
no lo cuente, duele,
me paré frente a usted
rostro, amante,
que invita al tormento.
Bordaría en su frente
un poema de besos,
se escarcharán las flores
en sus seductoras piernas,
sus ojos penetran los míos
hasta la frontera oculta de mi sueño.