Me sorprende cuando me miras
de una forma reverente,
se refleja el amor que sientes
de un modo tácito
y casi inmediatamente
me expresas que me amas
con un peculiar encanto...
Lo que me hace presentir
que se avizora,
un óptimo panorama
en nuestra relación.
Es como si escuchara
una bella canción
con beneplácito
o también lo relaciono
con lo que me provoca la lectura,
del prólogo reflexivo
y convincente
de un cautivador libro...
Pero cuando me dices
que no me amas,
me confunde tu postura
irresoluta.
Me quieres...y no me quieres
como cuando una margarita
deshojas,
evitemos la paradoja...
Adolfo César (NAZARENO)