Estoy arrodillado en secreto,
Y en pleno de mis oraciones pidiendo por ti,
Pensándote y recordando tu dulce mirar,
Y regocijo entónces mis pensamientos,
Con tu afable sonrisa de recuerdo;
Arrodillado frente a la luz de madrugada
Que entra por la diáfana ventana de mis pupilas,
Mis ojos humedecidos,
Te recuerdan con anhelo…
Con dulce nostalgia.
Tengo entre mis manos cruzadas,
El rosario de mis palabras quedas,
Anilladas en la cruz de mi alma,
Y arrodillado… oro por ti en silencio,
Pidiendo por tu Paz,
Por tu alegría,
Por tu alma…
Y por tu amor.
Arrodillado cierro mi mirada,
Y me llevo en silencio hasta tu tálamo,
Donde dormida y plácida te veo acostada,
Y acaricio tu sonrisa de niña,
Y tu dulce y hermosa mirada…
Cerrada… callada.
Tengo un silencio de palabras,
Y cantan Angeles en mi alma,
Te veo dormida,
Te escucho callada,
Y silente es mi algarabía,
De verte tan dulce… y enamorada.
Arrodillado sigo en silencio,
Orando por ti,
Pidiendo por tu Alma;
Hincado en mis suelos
Te veo dormida,
Como dulce niña en la cama,
Y beso a tu afable sonrisa… enamorada.
Arrodillado…
Te sigo amando,
Al dormir
Y al despertar,
Como tibia luz de lontananza,
Como fresca bruma de playa arenada,
Como cada mañana,
Como cada día
En que avivas mi Alma.
Hoy he orado por ti,
En silencio y sin palabras,
Con el solo mirar de mi alma al cielo,
Con mis manos cruzadas sobre mi pecho,
Con tu dulce recuerdo,
El que llevo prendido en mis plegarias.
Hoy he orado por ti,
Dando gracias…
Por saberte de mí…
Enamorada.