No recurro a vos.
Huyo de vos.
Porque sé que nosotros somos un vos y yo.
Y le temo.
Temo hacerte daño hasta desmoronar tus átomos.
Porque lo arruino.
Así como me arruino a mí.
Pero te amo.
Pese a que me morí en tu ausencia ausente.
Es algo así como: «Este amor ya sin mí te amará siempre».