Marc Tellez Gonzalez

Desahogo.

 

 

Es necesario sacar esto.

 

Muchas veces he visto llover y en las hojas del encino, gotas de agua suspiro.

 

Me siento ausente y sin sentido, gotas amargas llueven en mi alma, y mis hojas blancas aún vacías esperan sobre la mesa calladas sin letras, en la espera de mis versos entíntados de negra escritura, para vaciar lo que no se puede guardar dentro, y que de apóco esos sentimientos van debilitando los pasos a dar sobre el camino.

 

Navío de amores en la tormenta vaga sin rumbo y escaso sentido, hondéando banderas de cruces negras de profundo olvido.

 

En la vida el amor, en la muerte el recuerdo. Solamente es lo que siento, cuando en las horas lerdas pasa el suspiro de lo que ya he vivido.

 

Cobijaré mis remordimientos con sábanas blancas de perdón, y en el lamento del olvido quietud he de bordar para darle paz a todos mis sufrimiéntos.

 

Clamo por ti, agonía de tristeza, déjame vivir en la tierna riqueza de la infinita extensión de lo que es el amor, amor que no entiende la absurda pobreza.

 

Fruta podrida he sido en algunos instantes de la vida, larva incesante de actos tontos e incoherentes que muchas veces no tienen salida.

 

Tristeza a la alegría, juventud al viejo riqueza al pobre y amor al olvidado.

 

¡Mucho falta!

 

Es poco lo que a salido, desahogo quiero para esta carga que es un fastidio.

 

La vida es perdonar, amar, llorar, privilegio bendito, azotado cuando el corazón entristece por cualquier circunstancia.

 

Llueve en el alma, llueve en la tierra.

 

Tristeza que de alguna manera hoy no la entiendo, pareciera estar en una inmensa guerra.

 

Guerra de amor, guerra de soledades, guerra de reflexión, imponente y frívola, que en tu victoria sólo dejas dolor.

 

De algún modo tiene que salir, todo sentimiento que hoy dejo en mis hojas blancas.

 

Y pacientemente espérare la calma después de la tormenta.

 

¡Felicidad cuántas veces te he visto pasar!

 

¿Por qué no te quedas siempre aquí, siempre a mi lado?

 

Es tonto porque en la vida siempre habrá momentos de triste pesar.

 

 

 

 

Marc Téllez González