Sé de una gran mujer allá, que me ama,
guarda profundo su nombre en tristeza,
una criatura de extraña belleza
que de azules florece su fiel cama.
Yo sé de una mujer vestida en bronce
y, que ha llorado tanto por sus penas,
¡Cual si fuese \"María Magdalena\",
mas su voz no cambió, tampoco el ronce.
Sé y no sé, el día que te llegué ha amar,
pero llegó la noche en soledad
y, me abraza tu luna sin menguar;
Hay una mujer que no tiene edad,
pero me ama hasta siempre, con su veste,
ella amor, capulí de azul bondad.
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John Morales Arriola.