Amor, esta noche...
Me preguntó Dios desde su cielo azul
Hijo ¿porqué amas a esa mujer?:
Yo respondí al son que dicta la razón:
Señor, porque es la otra cara de mi ser.
Porque mis retinas sumidas se derriten
al potente calor que desprende su silueta
y es oro fundido del sol que nos baña
los cabellos que esa horquilla sujetan.
Porque mi corazón se para señor
al sentir en mi boca sus besos;
son como agua que brota de la tierra
calando mi piel hasta los huesos.
Porque mi alma maldice al silencio
cuando su voz callada cubre al sonido
y ese ruido no se hace mi aliado
para adentrar sus palabras en mis oidos.
Porque mis manos tiemblan en la noche
al roce de su cuerpo con mi cuerpo
y es agonía lo que sienten mis carnes
cuando tengo que separarlo de nuevo...