He quedado desnudo a mitad de la noche
flotando en el vacio incólume del viento
mirando esparcirse el mar por pedazos
y unos pocos repartiéndose caudales de agua dulce
mientras otros nos quedamos
absortos con las manos vacías.
Unos decretos aparecen en los matinales,
toda ley es irreversible si la crean
los pétreos de siempre
aquí no hay de otra, es la ley del cañón.
Solo está conmigo la piel húmeda del frío
la dulzura del recuerdo cuando nací ayer
allí esta mi madre mirándome siempre
nací desnudo no hay nada que reclamar
solo la patria vendida por pedazos
y tus besos dulces, mi cielo, mi amor;
un día cualquiera no sé cuando
caminaré despacio en una tierra de todos
mirando las estrellas hacia al sur;
mientras tanto estoy sin patria debo marcharme
tal vez desnudo París me reciba
cantando en lenguas extrañas
podría vivir lejos y hacer
una gran fortuna del tamaño del cielo
así compraré una isla flotante para poder vagar
con todo mundo corriendo a los lados
la patria será de todos y todos seremos el cielo,
los bosques, los ríos y el mar.
© Emig Paz