Cuanta nostalgia por mi infancia;
sin tecnología,
pero llena de alegría.
Juegos de contacto
que nos hacían recordar
día a día lo sensible y humano
que en nosotros habita.
Cuando alguien caía,
por correr en la estampida,
de niños que jugaban
al escondite, la ere o fusilado,
al resto nos dolía
pues por empatía
sabíamos lo que se sufría
con un raspón
en la rodilla.
Por la tecnología ya los niños no juegan y han perdido el contacto humano.
Ahora viven frente al celular, vídeo juegos o computador y es la vía de comunicación
con familiares, amigos y compañeros de educación.
El contacto humano dejo de ser directo para convertirse en virtual.
Me pregunto: ¿A dónde vamos a llegar?
En cualquier pelea, accidente o suceso trágico podemos observar
que existen sólo espectadores que graban para luego propagar
la información por Internet o celular,
sin ninguna ayuda prestar.
Bien dijo Albert Einstein:
“Temo el día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad.
El mundo solo tendrá una generación de idiotas”.
Por favor hoy mi llamado es a frenar esta situación retomando los paseos en el parque, el cine, la playa, el campo, los juegos de contacto, de mesa, los domingos en familia y evitemos así la deshumanización.
Recordemos un proverbio viejo, viejo pero sabio, sabio:
“Todos los excesos hacen daño”
La tecnología en buena, pero sin medida o supervisión es dañina.