alicia perez hernandez

No te quiero querer, pero te quiero.

No te quiero querer, pero te quiero.

 

No te quiero querer, pero te quiero

No te quiero querer, eres carga a mi alma,

Eres peso ligero cómo  de pájaro

que alzó el vuelo y  jamás regresó

Y en las nubes hizo su nido.

Así, tú, te fuiste a tu viaje eterno

lleno de amor, lleno de besos,

los que nos dimos con tanto amor.

feliz de haber sido mío,

y yo de ti..

pero falto mucho más por darnos,

Te llevaste los abrazos,

que no alcanzaste a darme.

 “los te quiero” que esa noche no me dijiste

“Los te amo” que guardaste para la despedida

Los que tu voz apagó.

No hubo más te quiero, no hubo más te amo,

Todo se fue esa noche… a la nube de tu recuerdo

A tus ojos sin mirada

Y a tus labios sin besos

a tu corazón sin latidos…

Sin un adiós… sólo no regresaste nunca más,

pero sé que llevabas equipaje ligero

Sólo mis “te amo y mis te quiero”

 fue lo que por último te hizo feliz

Todo mi amor…

Hoy, lloro sin llorar

Y olvido sin olvidar…

Por qué no te quiero querer, pero te quiero.

 

 

Alicia Pérez Hernández… México

-No es la pluma la que escribe, es el alma-

Todos los derechos reservados©.

 

Calla y escucha dulce ali

 

Calla y escucha mi voz: Alicia,

la voz acariciante,

la voz que aviva el querer que te envío

de mis labios, mi dulce Ali,

la voz que suspira ayes

de cálidos besos de amor-por ti-.

Calla y escucha el musitar

de palabras que calientan la ilusión,

echando la sedosidad

de ardimiento en aromas de flor.

Calla y escucha los decires enmelados

que resbalan la hondura

del torrente amoroso, que llevo a raudales,

vertido por el valle de tus montículos.

Calla y escucha los latidos

que ausentes te vivieron entre las rejas

del corazón. -Por ti dulce ali-

Calla y escucha, sentada bajo la enramada

del ruiseñor,

los ardores de mi pasión.

No debes quererme, pero me quieres, como yo a ti.

Calla y escucha, reclinada sobre el hombro,

cual flor tronchada y transida,

del labio el beso que me sale hecho fragua,

que te ofrezco encendido desde la distancia.

Esta distancia, que nos ata a amarnos.

Calla y escucha el reír del río, unido

al calor ardiente del pecho enamorado,

que muere sintiendo el rico placer

en el regazo del fuego que siento por vos,

Alicia, flor de mi pasión...

-Siempre mía siempre tuyo. Ali-

 

 (Salvador- desde Barcelona 14-12-2011)