Hoy amanecí muy duro
darle puñetes a la lluvia,
tirar al barro la luna
y de puntapies a la neblina
Sacarle la máscara al valiente,
que tú no llores entre la gente.
Al pájaro en vuelo
cortarle con las tijeras
sus trinos para esparcirlos
en la tierra del camino.
Quiero salir corriendo
entre los frondosos pinos
y ponerle fuego al viento
para quemar mi destino.
Que las gotas de las lluvias
se conviertan en palomas
así poder desplumar
esas gotas desastrosas
y los rayos del sol
en hielos convertirlos.
Pues la suerte te ha herido
volando sin darte cuenta.
Mi corazón partido
está colgando en la puerta.
Mis lágrimas ya no salen,
están convertidas en piedras.
Si llegaran a caer
con la punta de los pies
las tiraría a la muerte
así darle el susto,
mas grande que su propia suerte.