No es un trabajo pesado
llevar pan para mi casa.
Temprano, cada mañana,
Salgo a caminar las calles
para buscar en detalle
en las cajas de desechos.
Lo que sirve me lo llevo,
lo llevo para vender,
a la tarde, como ayer,
con monedas en la mano
iré al almacén de al lado
a comprar para comer.
Y sonriendo llegaré,
no verán que estoy cansado.
La indigencia, no es pecado,
más bien, parece que es Ley.
Si bien trabajo no hay,
hay piedad del vecindario.
® ESCRITOR INGEL LAZARET