Aquella noche de sábado, el denso humo del Savoy aumentaba el consumo de bourbon con hielo, y enrojecía los ojos de los incondicionales del salón.
Apurando mi Martini, se aproximó sonriente el Inspector Marck Dempsey, con su traje a rayas de chaqueta cruzada y corbata de seda. Estaba en tratos con Tony Vicenza, sobre los problemas de los negocios en el West Side, tras un chivatazo del policía Thompson, que fue encontrado en el rio Hudson con un balazo en la cabeza.
Mark comentó:¡ Hola muchacho !, hoy tenemos pianista, ¿puedes oírlo?, un tipo simpático. Le pagan poco, pero el muy cabrón se liga a todas las camareras interpretando las piezas que le piden, que se las dedica por el micrófono con voz melosa .Me dijo ayer,: a las chicas se las liga fácilmente con música; primero adagio luego allegro, y terminar con allegro molto vivace.
Es irlandés, y me dijo que siempre lleva calzoncillos verdes. Le advertí que tuviera cuidado con la chica de Vicenza, pues aquello terminaría en Requiem y con calzoncillos rojos. Se puso pálido y desafinó, ja,ja,ja.
Y al reírse Marck, me dio una palmada en la espalda con su manaza que me hizo derramar el Martini en la bragueta. Poco después empezó a escocer.
Le pregunté ¿Qué tal tu diabetes Mark?
Pues el médico me dijo que comiera poco y mucho ejercicio, y le dije que odiaba cualquier ejercicio que no terminara en orgasmo.
Vaya, ¿y tu ascenso?.
Creo que no prosperará, lo mejor de mi curriculum es la grapa. Aunque, ¿Quién sabe?, en la policía de NY mi mala reputación, puede salvar mi prestigio.
Pasó altiva por nuestro lado, la aún atractiva rubia cincuentona de Virginia Murray, que consiguió ser corista en Broadway, y un rosario de amantes influyentes en las altas esferas de la ciudad. Nos saludó con cierta displicencia´
Tras mirarla con avidez, Mark me dijo: esa mujer siempre me ha parecido de lo más interesante. Nunca hice nada para enamorarme, pues la mujeres interesantes, siempre van de paso.
Bueno muchacho, tengo asuntos que despachar en este tugurio. Tómate otro Martini, y dejó diez dólares en el mostrador.
Mark era todo un tipo. Se podrían decir muchas cosas de él, pero nunca que fuera tacaño.