EL BOSQUE NEGRO
Sediento estoy de tu boca y del cráter de tus senos,
donde reposan gloriosas las delicias de mi pecho,
y rozando con mis sombras, sombras de mi tierno bello,
quiero ponerlas yo encima de tu valle “dulcineo”.
Y desde mi loco hechizo que me aniquila en deseos,
quiero beber elixires de tus terribles venenos,
que hacen temblar la tierra por sus volcanes de dentro,
que tiene mi dulce musa por su selva y valle negro,
y yo lo voy a explorar tentando el calor del fuego,
si quema en la superficie brasero será por dentro,
y antes de tocar la selva quisiera beber su aliento,
todos sus labios y boca y las playas de su cuerpo.
Y me arranque este quebranto y toda la sed que tengo,
pues la lloro encadenado donde se burla el silencio,
y la llamo vida mía por los preludios del viento,
y poder saciar mi sed y después fundirla a besos,
y ser mariposa blanda de mis delicados dedos,
mimando su dulce pubis y el vértice de los deseos,
y ponerla loca, loca y luego encender sus fuegos.
Y tendida en blanda seda para encorvarla en mi lecho,
y deslizando mi boca por el musgo de su cuello,
llegaría palmo a palmo hasta el mismo varadero.
y puesto enclavar el palo en la quilla del crucero,
baldeando su cubierta y sentir llover por dentro,
las aguas del manantial que surgen del dulce almendro,
y ella en suspiros locos jadeantes con sus ecos,
pidiéndome que mi palo se introduzca más adentro,
pues le abriré sus meanas para el festín y cortejo,
mas cuando sienta mi flujo dirá que llueve por dentro,
la envolveré en locura hasta derretir su cuerpo,
hasta dormirla en mis brazos hasta que el palo este
muerto
y ver rebosar las aguas las que han llovido por dentro
de su gruta ya vencida y por todo el bosque negro.