Odio los domingos a la tarde,
y quizás también odie los lunes,
o simplemente odie tu ausencia,
puede que sean las ganas de verte.
Ya no te extraño como lo hacía antes,
ni tampoco te quiero como una vez lo hice,
pero a veces, especialmente esta tarde,
mi cabeza se pierde entre lo que no dijiste.
Puede ser que te odie a vos con esa pasión,
con esos ojos negros que miraba con amor,
o quizás sea el cabello suelto y enrulado,
resumiendo, digamos que te odio con amor.
Nuestro amor eterno fue uno de los mas raros,
peleábamos a menudo pero nunca faltaban los abrazos,
y mientras yo perdía mi miraba entre tus caderas,
tu suspirabas como en cada primavera.
Y ahora quizás entiendo que te amé y que te odio,
con papel y música construimos con besos un Solio,
pero quizás tenga que usar un lenguaje menos complicado,
y decir que era un Trono construido de suspiros, besos y abrazos.