Érase una…
¿Quién?
Ni siquiera yo lo se.
Ni siquiera vi sus ojos
Aunque me enrredé en ellos.
Torpe,
fue perderlos.
Fue caminar desnudo sobre sus playas.
Sobre su arena blanca,
Sobre su cuerpo.
Fue descender mis manos
hasta el espacio mas oculto de su piel.
Fue conocer de cerca su más íntimo secreto
Y hacerme cómplice de el.
Fue…
Mis palabras se moldean a la forma más extraña de nuestra lengua.
Cuando la nombro.]
Mi pensamiento se vulnera con el sable cruel de su indiferencia.
Cuando la pienso.]
Por que luego de tenerla mis sentidos se privaron de ella.
Se atropellaron al perderle la pista.
Se subordinaron al engaño de esperarla.
La perdieron de vista.
Fui sujeto al inminente caos de mi vida.
Monótona y silenciosa.
Asidua de ti.
¡Ah silenciosa!
Es infructuoso vivir.
Que ironía.
Se aglomeran nostalgias.
Se aglutinan tristezas.
Se transita un camino.
De dolor, soledad.
¡Ah tristeza!
Fui aquel…
Que hoy ya no soy
Hombre de extraña sonrisa.
(Pero que sonreía)
Hombre de extraña vida.
(Pero que vivía)
Fui aquel…
Te conocí, fui feliz, te marchaste,
Y soy otro.]
Mi dolor es nocturno.
Sufro de día también.
Recuerdo mil veces a quien
Me dejó, triste y taciturno.
Mojado de un líquido absurdo.
Enfermo de un dolor pasivo.
Desahuciado por alguien que dijo:
“Viviremos por siempre, lo juro”
Nerudiano
Todos los derechos resevados por Jorge Molina. 2010