Contenerme no puedo,
de esta breve historia contar.
Dos alegres jovencitos 17 o 18, no más.
Ella delgadita cual fideo.
De su rostro angelical,
alegría a torrentes destilaba,
él de aspecto de niño todavía.
Entre anaqueles de mercancías varias
no caminaban, corrían.
Junto a mi llegaron,
él tomó una lata de caro alimento,
Y a ella enseño,
del alimento el precio vio,
con su dedo haciendo señas dijo no,
suavemente a su oído musitó.
No mi amor el precio es muy alto,
mucho falta todavía.
Con curiosidad pregunte, ¿Novios son?
No, al unísono contestaron,
Somos esposos.
Al notar mi asombro, respondieron
Nos casamos ayer.
Se abrazaron dándose un beso,
Diciendo adiós señor.
Alejarse los vi y a mis adentros murmuré.
Gracias a Dios no todo
es maldad.
Tan hondo me caló, que una lágrima
no pude evitar
bambam