En la alborada
Viene el amor y el pan, vienen inquietos
el zigzagueante sol de madrugada,
la escalada en el sur de la otoñada
y el cruce en el abismo de los vetos.
Y es que no puede ser, es que hay sujetos
que dan la libertad por condenada
que no se han de arriesgar a todo o nada,
pero te han de juzgar por tus aprietos.
Que ya vienes, que vas, que son secretos
los fuelles que te inflaman la mirada,
que nada bueno habrá en estos sonetos.
Pero tú has de seguir con tu jugada,
ya vives, ya reclamas, ya son retos
los frutos de tu voz en la alborada.
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18 11 14