josecarlosbalague

SEÑORÍO (De aversos diversos)


 

Alcanzar el señorío no es una cualidad del hombre civilizado.

Es un cúmulo de cualidades.

Señorío es una cualidad que adorna a los seres humanos,

que se convierte en virtud con el uso prolongado, continuado y permanente.

No distingue de sexos.

Es asexuado, como los ángeles.

Esmerarse en adquirirla debiera ser la pauta de conducta del ser humano.

En algunos seres es innato, puede decirse que es un don.

Hay quienes nacen con el don del señorío.

Les ha sido dado como a otros el don de cantar, pintar o componer.

Otros han de adquirirlo, aprehenderlo, conquistarlo

por la vía de la educación.

Otros, la inmensa mayoría, no lo adquirirá nunca.

Señorío es nobleza de espíritu, de comportamiento, propia estimación,

circunspección, en el sentido de seriedad,

decoro, atención, prudencia, sinceridad,

generosidad, gentileza, recato,

honor, excelencia, grandeza.

Señorío es honrar, respetar e incluso reverenciar

a las personas con las que se trata,

considerando que el honor, respeto y reverencia

se deben al ser humano por el simple hecho de serlo,

es decir,

la dignidad que merece el ser humano

con independencia de su posición, capacidad, edad,

sexo, raza, religión,

educación y cultura

y, por extensión, aún cuando sea difícil de admitir, incluso de su conducta.

Señorío que habremos de alcanzar

adquiriendo la necesaria fortaleza de espíritu,

pues, en definitiva,

señorío es ser el señor de nuestras pasiones y reacciones,

lo único que ante las adversidades de la vida nos hace mantenernos imperturbables.

Si eres apasionado por naturaleza en tus apetitos, tus deseos, tus devociones,

el apasionamiento que puedas poner en las cosas,

en según que cosas,

procura que esa pasión desbordante de tu carácter,

esa fuerza interior que pugna por salir al exterior

a través de tus ojos, de tus gestos, de tus palabras,

tu interlocutor no la perciba.

Esfuérzate, haz lo imposible por sujetar todo tu apasionamiento a la razón.

Aplica tu señorío en el abrazo que des lleno de pasión

pero refrenado.

Y cuando por algún acontecimiento ajeno a tus aptitudes

estén próximas a fallar tus capacidades,

recuerda que el señorío todavía tiene un recurso

que actúa en forma de mecanismo autogenerador de nuestras potencialidades,

consistente en ese delicado sentido

mezcla de humor, hilaridad e ironía,

el cual habrá de sacarnos del atolladero.

El señorío es algo desconocido, ignorado

en los esquemas inspiradores de las actuales pautas de vivencia, convivencia y conducta.

El señorío es hoy un bien perdido aún cuando no desaparecido por completo.

Probablemente reaparecerá algún día …

Saber de su existencia

y no gozar de sus placeres

produce una desazón, un desasosiego, una aflicción al fin,

sólo soportables por el señorío que uno advierte lleva dentro.