La vi callada anoche,
Enceguecida por la oscuridad.
Arropada entre sábanas
Y respirando olor a lluvia.
La sentí mujer mientras duraban las caricias,
La creí estoica por unos cuantos segundos.
Al final las emociones prevalecieron
Sobre lo que solía llamar fortaleza.
Se sentó pensativa en la frontera
Al mismo tiempo que me mostraba su espalda;
Viró a mirarme y mostrarme tiernos ojos,
Yo sólo pude callar y asestarle un beso.
El silencio invadió aquel lugar
Encadenó las palabras, los abrazos y las miradas;
Y liberó la incómoda presencia de la culpa,
Aquélla que me aprisionó y estrujo el corazón.
Al estilo de una bocanada de aire
Después del más fuerte incendio,
Su suave voz hizo la vida en sonidos
Cuando sus labios pronunciaron un sonoro te amo.