Miguel Vargas

¡Oh mujer mia! ¡ Oh dicha absoluta!

Te espero

con mis brazos impacientes

deteniendo la cama.

 

Te miro

en imágenes lentas

tirando tu ropa

al rincón de siempre.

 

Respiro

tu cuerpo abierto

dispuesto ha desbordarse

sin pena alguna.

 

Degusto

tus sabores diversos

desde tu cabello sudado,

tus ojos en carne,

tu boca hinchada,

tu cuello abierto,

tus senos míos,

tu ombligo dulce,

tu fuente mojada,

tus muslos brillantes

y tus pies hermosos.

 

Te miro, respiro y degusto

y no espero a vaciar

tu alma en mi amor infinito,

a detener el tiempo

en una larga espera

amándote con locura

donde no quede un espacio sin probar.

¡Oh dicha absoluta!

¡Oh mujer mía!