Te espero
con mis brazos impacientes
deteniendo la cama.
Te miro
en imágenes lentas
tirando tu ropa
al rincón de siempre.
Respiro
tu cuerpo abierto
dispuesto ha desbordarse
sin pena alguna.
Degusto
tus sabores diversos
desde tu cabello sudado,
tus ojos en carne,
tu boca hinchada,
tu cuello abierto,
tus senos míos,
tu ombligo dulce,
tu fuente mojada,
tus muslos brillantes
y tus pies hermosos.
Te miro, respiro y degusto
y no espero a vaciar
tu alma en mi amor infinito,
a detener el tiempo
en una larga espera
amándote con locura
donde no quede un espacio sin probar.
¡Oh dicha absoluta!
¡Oh mujer mía!