Te vi. Oh luz divina! Con mirada de asombro
cuando pasabas por la puerta de mi alma.
Me sentí nervioso con tu mano en mi hombro
diciéndome que un nuevo día me llama.
Desperté ansioso por vivir un día mas,
pensando en que si volvería a verla.
Pero supe que la perdía al compás
del tiempo y nunca podría tenerla.
Te vi. Oh luz divina! Que venias por mi
cuando apenas mis ojos cerraba.
No sabía si yo vivía o si yo morí
pensando cuando sus labios besaba.
Sonreía tristemente siempre al recordarla
pues fueron lindos momentos vividos,
cuando sentía que podía bien amarla
me mudé a la triste tierra del olvido.
Te vi. Oh luz divina! En uno de mis sueños.
Que me llevabas contigo por lo alto
de un cielo hermoso con nubes sin dueños,
que corrían y volaban sin dar saltos.
Lloraba cada noche que soñaba con ella,
lloraban mis ojos, vida, alma y corazón.
Lloraba porque no era más mi estrella
que cada noche miraba sin una razón.
Te vi. Oh luz divina! Ángel guardián de mis sueños.
Tan bello vestido de larga túnica resplandeciente,
que luces tan bello tu dulce rostro risueño
y llenas de luz y alegría con tu divino vientre.
Mis entristecidos ojos lloran al ya no verte
y mi corazón ya no quiere seguir palpitando.
Estando en vida, yo, bien pude perderte,
y estando muerto bien puedo seguirte amando.
Te vi. Oh luz divina! Que me dabas la mano
para poder levantarme y así poder seguir
tratar de querer o quizás seguir amando
a un ser que no quiso nunca verme vivir.
Soñaré con el día o seguiré tratando de soñar
un día en que tus ojos y los míos vuelvan a verse.
Y cuando ese día exista o valla a llegar
te juro vida mía que mis ojos van a perderse.
Te vi. Oh luz divina! Que venias desde el cielo
en forma de un ángel enviado por Dios.
Mi cuerpo postrado está frío como hielo
pues este mundo no fue hecho para los dos.
Te esperaré hasta el día que quieras verme.
Te esperaré ansioso y quizás entristecido,
porque aun no sé si quieres perderme
en lo que siempre ha sido la tierra del olvido.
Ricardo Manzanarez (Nicaragüense)