A la tarde nublada y somnolienta
le llegó de repente un nuevo brío:
se escondieron las aves y el gentío
al presentarse un viento de tormenta
En el aire creció un olor a menta
y el cielo se tornó tambor bravío;
un rayo cual brutal escalofrío
iluminó al escena turbulenta.
La lluvia ya es un canto persistente
que acaricia los campos de trigales
y transfigura imágenes barriales.
La lluvia es un trasfondo indiferente
para aquella que tras los ventanales
dibuja un corazón con iniciales.
Derechos reservados por Ruben Maldonado.
Imagen: “Trigal bajo la lluvia”, obra de Vincent Van Gogh (1889).