Instante, solo un instante
y en el alma surge la calma que emana de la profundidad de su voz,
de la quietud de sus manos bordeando el cuerpo,
de la languidez de sus esquivos ojos resbalando el rostro en la armonía del momento.
Silencio, solo silencio,
y la sangre salta a borbotones recorriendo surcos hasta llegar al último rincón de su piel,
escucha palabras sin entender, frases entrecortadas, risas nerviosas...fluye, todo fluye.
Siente, solo siente
y querría no regresar del momento,
mantener inmóvil el tiempo, entre sus brazos,
girando, girando, cerrando los ojos, respirando su piel,
disfrazando latidos, provocando sensaciones, explotando momentos.
Círculos de fuego arden en su corazón
desgranando la inquietud de las días
esperando acurrucada el sonido de sus pasos...
Agoniza la calma.