Practiqué senderismo por la sierra,
me adentré por la senda más angosta,
y encontré un río seco como costa
carecía de agua, solo ví tierra.
En sus bordes morían plantas mustias,
se secaron por falta de aquel riego,
paseando a su lado despedrego.
Caminan sobre el río mis angustias.
Mi alma y el río están secos, vacíos,
la soledad florece adentro en mí,
y añoré la anterior vez que te ví:
¡Oh amor, ilusión, y calma reuníos!