Al mirar del sendero,
quebrando sus costillas
van unos hombres ciegos.
Yendo por esos lapsos de cien millas,
al horizonte de egos.
Y, de soles no brillas,
se abre un gran agujero
para doblar tu lomo que lo humillas.
¡No!, no vayas mordiendo
las bocas de los días
en este mes de mayo.
Pido misericordia a tus jaurías
y, perdona al soslayo,
que de melancolías
sus poros van oliendo
hondo fango pensativo de hombrías.
Esta noche es oscura,
póntica ella me espera
noches en dos mentiras:
Una es de carmesí, la otra agorera.
Una toca sus liras,
la otra espero que muera
las dos me dan ternura,
cómo saber, cuál es la verdadera.
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John Morales ArriolaArriola.