Dijo una vez, la falacia
a otra mentira cualquiera
de la que era compañera
de intrigas y falsedad:
“siempre, acusa a la verdad
de que jamás es sincera\"
y… “que solo son quimeras
de ella esperar lealtad”.
“Fastidia su honestidad,
siempre atenta, siempre noble,
que sin esfuerzo descorre
nuestro placer por mentir.
La verdad debe morir.
Que nadie la tenga en cuenta.
Que no queden evidencias
de su pureza sin fin”.
“Deberemos insistir
tapando nuestras mentiras
con argucias y sofismas,
y otras mentiras nuevas”.
La verdad, íntegra y honesta,
piensa, sin miedo a pensar:
“siempre seré la verdad,
ellas, solo tristes muecas”.
© ESCRITOR INGEL LAZARET
SADE Nº 7845 (2014)