Desde tiempo en mi vida cotidiana,
dos maneras de llevarte junto a mí,
el darme cuenta, como una balanza,
que pesa los recuerdos que vivimos,
las dos taras, no guardan su equilibrio,
siempre siento que están desbalanceadas.
En el punto cero del equilibrio,
donde placer y dolor, amor odio,
permanecen neutros, dándose la mano,
caso de reflexión y sentimientos,
tu mano física ha sido regalo,
de variadas cosas de uso personal.
Cuando vienen conmigo, te recuerdo,
lentes del diario, camisas y gorra,
a veces dinero, un catre de dormir,
y algo tan personal, como tu cuerpo,
momentos que pueden elevarse al cien,
más la otra parte, aquella que se dice.
Palabras que no se van y son dagas,
no es por todo lo que pienso, que hablo y hago,
es porque tu no aceptas mi manera,
has indagado por tu propia cuenta,
sumada a mi neurótica indiscreción,
formas tormentas en tu mar interior.
¿Qué siente el alma al pesar la relación?
El peso de la balanza baja,
a niveles contrarios donde es el amor,
así, ambivalencia de sentimientos,
prevalecen los que son dominantes,
molesto, a la defensiva, escamado.
Sin libertad del uso de palabras,
con la presunción de tu lenguaje hiriente,
como en un caldero a punto de explotar,
en mi mente, se guarda la balanza,
me parece que el tiempo y no contacto,
ingredientes, para el cambio de balanza.
EL POETA DEL AMOR. 17-11-14.
CABO SAN LUCAS, BCS. MÉXICO.