Un racimo de estrellas refleja en tu cintura,
el bostezo del mundo acaricia tu sombra.
Eres red de mis sueños, la fiebre de mi hoguera,
de la noche sus piernas, suspiro de arboledas.
Eres nota del cielo, en el vals de la luna.
Manantial de las flores en tus manos emerge.
La mirada nocturna desnuda, cual vestido,
a tus vírgenes senos. ¡Oh! Feroz estructura
del amor, en estado de pureza, de luz.
Resuenan las campanas azules de mi pecho;
en tu boca se enciende aquel beso dormido
de mi sueño profundo: aquel precioso instante
de mi boca en tu boca, de las ardientes bocas.
¡Ah! Sólo tú, preciosa, en el vals de la luna