Tras la noche que pasó viene el alba y siempre se renueva
con una flor naciente, la flor que ya murió.
Tras el desengaño surge siempre la esperanza.
Rompe todas las vallas la insensatez humana y desdeña la justicia y la razón pero llegará algún día la columna de los
fuertes de alma que desprecien como lema al crudo codiciar.
Vendrán nuevas miserias y nuevas mezquindades, vendrán aduladores, el vicio volverá; pero también vendrán los leales a la libertad, que con la ilusión, el ánimo, y la esperanza al aire como enhiesto pabellón vencerán a sus propios demonios aunque estén a la orden del propio Lucifer.
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