Acepto la naturaleza divina que hay en mí.
Acepto la sublime naturaleza espiritual que hay en mí
que es la luz de la esperanza.
Acepto que en mí fluye la vida y el amor de Dios,
para amar todo y a todos.
Acepto que todo lo que busco se realiza
conforme a las palabras que profiero con convicción.
Acepta tú también
que las palabras están cargadas del poder de Dios,
pues es el Don que él nos dio.
Cuidado con lo que escribes o dices,
pues Dios todo lo bendice
sin prestar atención
si se trataba de una queja o una petición.
Dios me bendice y hace que yo sea
una luz para iluminar la humanidad.
Acepta tú también
que eres parte de su creación
y para sentir su amor solo necesitas
tu propia aceptación.