Se abría la delicada flor
y hechizaba a mis ojos
su color naranja,
como si fuera una ilusión
encarnada...
Danzaba desnuda en el aire
su fina fragancia,
haciendo imposible mi desaire,
pues con su perfume
me extasiaba...
No era rosa ni violeta,
sólo una flor anaranjada
con forma de azul estrella,
que me hizo entender
que las flores
también tienen alma...
Adolfo César (NAZARENO)