En el rincón un instante
nos quedamos abrazados,
desde la mañana resplandeciente
de aquel lejano día, éramos novios.
El paisaje soñoliento
dormía sus vagos acentos
bajo el cielo azul, blanco y rosa
de una primavera lluviosa.
Él me dijo que me quería,
yo sentí que de amor me moría
escuchando del agua la sinfonía
que ladera abajo entre juncos corría.
Clavó sus ojos en mis pupilas
y puso un beso en mis mejillas,
yo azarada y con cierta prisa
le dediqué una breve sonrisa.
Cogidos de la mano
anduvimos el camino de regreso,
dos corazones latiendo al unísono
bajo el dorado Palio del universo.
Fueron días inolvidables
que se quedaron en el alma mía,
momentos vividos especiales
que marcaron nuestras vidas.
Y en este atardecer sereno
contemplando de un gorrión el vuelo,
con dulce melancolía y desconsuelo
he recordado aquel amor primero.
Fina