Hazme chiquitita entre tus brazos, y ya no me dejes, no me saques. Deja que me quede en el único lugar al que pertenezco.
Ya no quiero vagar. No quiero dar pasos en falso buscándote, no quiero encontrarme en una esquina sola, en un verso solo y en una cama que no tiene tampoco tu cuerpo.
Ya no quiero fingir que no me haces daño. No quiero fingir que no te amo para ser fuerte. Quiero quebrarme y llover cada parte de mi amor por ti y que tú me recibas como un campo. Y que juntos hagamos de este terreno baldío, nuestro hogar.
Quiero verte llegar ya por cualquier calle. Traer el pan, el periódico y juntos formar la monotonía de las pequeñas cosas que hacen que dos personas se estén amando aún sin saberlo. Ven amor, hagamos un grafitti sobre el aire y que todo el mundo sepa, que nuestro amor se condensa de tal forma, que están viviendo y respirando por nosotros.
Amor mío, la poesía es una pequeña llave y nosotros estamos sin saber ya de qué modo usarla, revivirla o rehusarla para seguir juntos.
Amor mío, ves a esos que llegan, que se besan, que se abrazan sin enterarse de los demás. Sí amor, sí. La triste realidad es que aunque te lleve en mi pecho y te ame de esta forma, de dentro hacia afuera para seguirte creando en el amor que somos, la triste realidad es que todavía... no somos nosotros.