Había una vez
dos humanos
y sus espadas.
Que sean tres:
una era mujer;
los otros peleaban.
Los otros peleaban,
mataban, sangraban,
morían, morían.
La mujer sola quedaba
y de soledad moría.
Ya nadie ladraba.
Ya nadie corría,
Ya nadie cazaba,
Nunca más.
Moraleja:
Los humanos tampoco saben leer.