I
Elegimos estar sobre las voces de un tigre.
Un puerto final buscando presentimientos para no poder oírnos.
Te salvó una voz entre pajonales y miseria.
Me busca una luna como taberna roja.
Una pregunta hecha viento.
II
De todos estos inefables actos,
y también de esta huella perseguida,
no ha quedado más que un repartirme entre arenas.
Tocando bocas errabundas entraré a profesar mi miseria.
Acaso un colosal pedido de auxilio sea como una tormenta que no termine.
G.C.
Direc.Nac.del Derecho de autor