La noche constelada;
la Luna tenue y apagada,
los mismos árboles
danzando detrás de mi ventana,
y el viento que, como siempre,
en mi habitación profana.
**
Es el silencio en tu mirada
porque ya no dice nada,
y que tus labios agnósticos
no se atreven a afirmar o a negar nada,
la acinesia de tu cuerpo,
que ni un abrazo ya regala.
**
Eso es todo cuando el amor se larga,
hoy es el odio el que te embarga.
Hasta lo impredecible se vuelve costumbre,
ya no puedo más con esta incertidumbre.