Poesía un día apareciste en mi vida
y brillaste como la estrella más bella del cielo,
quemaste mi corazón,
mojaste mi alma,
trepaste por mi mente como una hiedra enredadera,
desde entonces eres mi amiga diaria,
y en tus versos escribo mi mundo interior.
Los humanos somos mortales
y algún día descansaremos en paz en la tumba,
sin embargo tu poesía nunca mueres,
nuestros sentimientos, emociones,
inquietudes y pensamientos
plasmados en las letras de tus versos
seguirán vivos
y los leerán futuros lectores
años tras años y siglos tras siglos.
¡Amada y eterna poesía
tú inmortalizas a los poetas!