Tu sortilegio embriagó mis sentidos
el lucero Venus,
discreto testigo de nuestro peregrinaje
a nuestros sagrados templos,
tatuaba nuestra desnudez con sus caricias
Desde las faldas del monte Etna
volamos a las cimas de lava en llamas
a sepultarnos en nuestros cráteres ardorosos,
secuelas de nuestro apocalipsis
Mis besos, abrazando tus suspiros,
resucitaron mi libido en una ola sísmica
manipulada por mi amotinada testosterona,
enardeciendo sin indulgencia tu sacrificado cuerpo,
para saciar tus susurrados deseos,
ecos en vetustas leyendas
Envuelta en el fuego de una erupción volcánica
tu esencia fundada en la mía,
guardamos este momento de sublime subyugación
en la infinidad de nuestros almas