Dibujando tu cuerpo
con mis manos labriego,
me ha tomado la noche
entre sus piernas,
atenta mi cremallera y,
huelo tu gracia
rozando tus caderas
sobre mi pavimento sola,
muy sola, estremeciéndote,
perversa juguetona a la luz
de un candil bebo, beso de tu
cántaro, endulzo mi rostro,
con tu néctar, suave
capullo de miel, tus
muslos punzantes se cierran
sobre el contorno de mi cuello,
donde me adormezco disfrutándote,
saboreándote con mi lengua,
-¡Niña!
¿Que me has hecho?
Mástil…