Quizá inócule o eyácule en la figura de tu materia
la respuesta
Que que sacaste desvelando mis noches, felaciones del día,
ya están dentro de vos tres de las cinco palabras de mis manos
pero te he mentido en el día de los muertos
cuando me llamaste casí un domingo, cuando salía de
él, armazón que se hace llamar mi cuerpo y que
levanta improperios como no te gusta; a las mujeres
que mojaron la decencia con la sangre de sus ovaciones
profundas, dejando caer en el vórtice granate,
que hay en el obtuso ángulo de tus piernas
a un cuarto para las cuatro, cuando ha de leerse esto
y cuando el color de la tarde sea igual al tus pezones
ascuas violentas, chispas de vidas en la boca de alguien
gemidos inconexos cóncavas arenas que se vuelan como eso;
arena en playas desiertas, bañadas de la espuma
de tu respuesta.