Noche que se asoma romántica y apacible,
a la luz de la luna y el canto de los grillos,
las sobras se agigantan misteriosas
en seguimiento de un amor visible.
Con el tíntinar de los pájaros
y el chisme de los árboles,
la luciérnaga vuela como buscando reposo.
Me encanta esta noche estrellada,
súblime, seductora y silenciosa,
mitad día, mitad noche,
en resplandor y tinieblas,
como si escondiera algo
que quiere que no lo vean.
Es una noche callada,
de ruidosa algarbía,
que no le gusta ser noche,
pero se niega a ser día.