Sueño despierto;
eso es lo que todos dicen al contar mis azañas.
Vivo en sueño;
eso es lo que yo respondo al contar mis verdades.
Y es que todo es distinto
porque al cerrar mis ojos
claramente resaltan mis espejismos pasados,
esos momentos incontables de miedo extremo y pasiones.
Al cerrar mis ojos la veo
y al abrirlos la olvido.
Por ese castigo, por esa maldición
el mundo real es un sueño y mi sueño es ella.
Son mundos paralelos ¡No lo sé! ni quiero saberlo.
Al cerrar mis ojos, extraño.
Extraño todo lo que sentía,
todo lo que veía y por supuesto todo lo que creía;
y es que ciertamente mi energía ya no está,
¡Ya no queda nada!
solo quedan los fantasmas de un encuentro y soledad,
los vestigios sin hambre de reconocimiento
de una historia de dos.
¿Y si mis ojos se humedecen por el frío?
¿y si mis labios se parten por la espera?
¿Y si mi corazón ya no palpita por el miedo?
¿Será que pueda despertar de está absurda realidad?
y así nuevamente
regresar a mis sueños donde la puedo volver a mirar.