Santa Cecilia
toma mis cuerdas
que mis dedos en ellas
consigan consuelo
que si miro tontuelo
directo al cielo
que sea buscando la musa escondida
aquella que hiere la honda herida
que poetas y músicos llevamos colgando.
Como tu martirio expiando
llevamos los pecados humanos
te quiero decir de antemano
que no es muy preciso hacerlo
pues pesa mucho el cogerlo
como cadena al cuello
y deja que sean ellos
que cumplan con sus desdichas.
Déjanos a los músicos la premisa
de ser felices por lo que cantamos
y a los poetas hermanos
que vuelen sobre sus plumas
para que limpiemos las brumas
que ensombrecen a este mundo
cansados de ser segundos,
terceros, cuartos, quintos
y no nos sigan viendo como unos perfectos convictos.
Amen