Irene..

Sencillez.

Cuanto te quiero sencillez, come con los dedos conmigo.

 

Juntas tú y yo, aquí sentadas en el suelo de la calle
beberemos del cartón de la humildad.

 

Así nos vemos s-olas, cuando sube la madrugada
entre la marea de la gente.

 

¿Lloverá mañana comida caliente?.

 

Compartiendo una misma boca de pobreza

 

apurando compañía láctea
hasta la última gota de libertad estelada.

 

Acurrucándonos calor mutuamente de silencio por caridad
al pan vuestro de cada día.

 

Humedecemos con ternura su belleza, a la saliva brillante.

 

Igual que una seda enlaza, matando las mariposas del hambre,
con la dulzura de su corteza.

 

Las manos negras, de tanto llorar perdida esperanza,
contando las migajas que arrojó el olvidar de la humanidad.

 

Tengo frío dentro de este chandal prestado
de esta pena poseída, de esta muda lejanía.

 

Y esta plaza volverá a iluminarse de tiempo ajetreado
mientras tú y yo dormimos huérfanas sin alas.

 

Soñando las riquezas
que adopta la poesía.