Diaz Valero Alejandro José

Luciérnagas y estrellas (Cuento)

 

Olga Elena no era una niña cualquiera, amaba la noche con su cortejo de estrellas, y a las luciérnagas en su patio aprendió a quererlas.

 

Unas están altas en el cielo y otras alumbran en pleno vuelo, se decía cada noche, cuando compartía con ellas.

 

Y seguía diciendo: “Yo sé que las luciérnagas no pueden ir al cielo porque queda muy lejos, en cambio algunas estrellas a veces caen a la tierra”.

 

Qué bonito sería verlas alumbrando juntas, como no han alumbrado nunca.

 

Olga Elena siempre tuvo ese sueño, por días, meses y años enteros, era un sueño de luces que le causaba desvelos.

 

Por eso cada noche salía a jugar, con las luciérnagas y con las estrellas para verlas brillar.

 

¿Será que las estrellas se convierten en insectos y bajan del cielo con ese pretexto para ser luciérnagas en secreto?

 

No, no creo, es solo una suposición mía, Dios creó al mundo con total sabiduría, con luciérnagas en la tierra y estrellas en la lejanía.

 

Disfrutaré su brillar con el mismo esmero, con las que estén en el patio, y con las que estén en el cielo.

             

Y una noche, ¡Oh! Sorpresa para Olga Elena, del cielo estrellado cayó una estrella.

 

Ella la atrapó entre sus manos y llamó a las luciérnagas que estaban volando.

 

¡Vengan, vengan! Gritó emocionada, para que vean a su hermana.

 

Y la estrella a punto de apagarse al ver a las luciérnagas se puso brillante.

 

Y desde ese día hasta nuestra era, las luciérnagas vuelan con aquella estrella.

 

Y Olga Elena que sabía el secreto quiso contarlo al mundo, y escribió este cuento.

 

FIN

------------

Autor: Alejandro J. Díaz Valero

Maracaibo, Venezuela