Son tus ojos negros, mi negra.
Existencialismo y quimera.
Sombras que se funden en mi alba.
Mi extraña alborada,
tus ojos… mi negra.
Son indescriptibles luceras oscuras,
que guían mi existencia hacia lo más lejano.
A veces, distantes en la cercanía
develan sus luces, tus ojitos pardos.
El misterio mismo. La quietud etérea.
Extraños destellos que alientan mi alma.
El espacio mismo más allá del cosmos.
Tus ojitos negros, mi sosiego y calma.
Distan entre amores, sé que no son míos.
Compasivos son, a la vez impíos.
Como no he de amarlos, si llenan mi vida,
tus ojitos negros, niña consentida.