tigre blanco

Carta de un preso

En estas filas y columnas de paredes

no se entra el respiro de otros seres,

los anhelos son pequeños como cascabeles

y sin las esperanzas en el frío mueres.

 

Yo aquí no puedo caminar

y mi alma se empieza ha angustiar,

mi cuerpo muerto a de quedar

y de ser libre mi alma llega ha abrazar.

 

Dime tu señor Juez:

¿Si es culpable aquel que mata a otro ser,

por que tiene hambre o tiene sed?

¿Cómo podrías justificar tu respuesta,

si tu vida y alma siempre están satisfechas?

y con ello no comprenderás

cuando la muerte y el hambre te asechan.

 

¿Quién es más culpable,

aquel que se priva de ser amable

y no regala un abrigo al que tiene frío

o aquel que decide robar como decisión viable

las medicinas que necesita su hijo?

 

En estas cuatro paredes

que no solo encierran mi alma

sino que me exilian de toda calma,

no me doy cuenta si es de noche o mañana,

ya ni los pájaros me cantan.