Algunos nacen, y otros se quedan en ese cordón umbilical llamado muerte.
Si soy extranjera en mí, no sé qué país soy. Quizás uno muy lejano a la realidad.
No sé qué hubo antes de mí, quizás una soledad colmándose de un cuerpo.
No sé qué habrá después de mí, quizá cenizas alimentando sus almas con mis añicos.