¿No te da vergüenza...?
¿reflexionas tu vida...?
(¿será que piensas...?)
Veintitrés años tuvimos
una cama compartida
(mientras hacíamos una familia,
cuatro hijos...)
Me cambiaste por dinero
y porque querías
abrir tus piernas a otros,
¡qué felonía...!
¡Ya no tienes más un hogar!,
¡tus hijos están huérfanos!,
les mataste el amor y la ilusión,
¡compraste un infierno...!
Nunca fuiste mi esposa,
¡una esposa es para siempre...!
una esposa es fiel y lucha...
Lo nuestro resultó ser
(no tengo dudas),
sólo un tiempo
¡en que alquilé tu cuerpo!
y... aunque lo pagué caro:
¿Qué diferencia tienes con las prostitutas...?